"Club cultural Venecia "
En la década de los sesenta varios chavales del barrio fundamos el "Club Venecia” al principio fue en un local de casa Banciella, allí pasamos varios años, posteriormente nos trasladamos a un sótano al lado del Ayuntamiento, donde en aquella época eran famosos los guateques.
En la década de los sesenta varios chavales del barrio fundamos el "Club Venecia” al principio fue en un local de casa Banciella, allí pasamos varios años, posteriormente nos trasladamos a un sótano al lado del Ayuntamiento, donde en aquella época eran famosos los guateques.
Todos entorno al tocadiscos portátil con sonido de lata del Cola-Cao, para escuchar lo que en los años 60 eran los últimos gritos.
Eran reuniones alegres y divertidas en una época en la que casi todo estaba prohibido, mientras nuestra juventud transcurría con optimismo por alcanzar tiempos mejores. Otros se encargaban de la bebida: Coca-Cola, Pepsi, Ginebra, Martini etc. (nunca llevábamos Aspirinas para echarlas en las Coca-Colas). La música, la que sonaba por aquellos años: Los Brincos, Los Pekenikes, Los Sirex, Los Ángeles, algo de The Beatles y Sandy Shaw, Abba, Adamo, lo más «in» del momento.
Éramos lo que se dice unos modernos, el resto unos carcamales.
Teníamos pocos discos, así que se repetían varias veces, se empezaba con canciones de las más movidas Los Bravos o Los Brincos. Cada uno y cada una, tenía su amor platónico Marisa, Geno, Maura, Margot, y nos apresurábamos para que no nos tocara la carabina de turno y poder estar más tiempo con la chavala que nos gustaba.
Pero el gran momento estaba por llegar: ¡La música lenta! En realidad no pasaba nada, porque ni nos atrevíamos ni nos dejaban, pero ese baile agarrado a la moza de nuestros sueños nos hacía sentir como si estuviéramos tocando el cielo. Eran momentos breves, apenas tres o cuatro minutos, lo que duraba cada canción.
De vez en cuando había que cambiar de disco, pero con rapidez vertiginosa, para que ninguna tuviera tiempo de reaccionar y sentarse.
En el baile lento no se hacían alardes, sólo se giraba un poco, de vez en cuando, para que no dijeran que estábamos parados, aunque esto no hubiera importado, porque lo verdaderamente importante era estar abrazados. Más tarde y para rabia del personal y cuando la cosa empezaba a ponerse emocionante de verdad, la música lenta daba paso al «twist» o un «rock and roll». que hacía que la pareja se despegara.
Y todo así, entre lo lento y lo rápido, con las hormonas controladas por la buena educación recibida. Y a eso de las nueve, cuando ya teníamos los dientes largos, había que recoger, para que la chavala no llegara tarde a casa.
Apenas teníamos 20 años y el cine era otra de nuestras aficiones, la "Sesión doble" o la "Sesión contínua" eran cosas de la época, sin olvidarnos del ;NO-DO el "Noticiario Documental"
El documental acompaña las imágenes del NO-DO con entrevistas a historiadores, periodistas y antiguos trabajadores del noticiario que contribuyen a comprender el significado de aquellos años manipulados informativamente.
En 1975 dejó de ser obligatorio su pase previo a cualquier película.
La Música del NO-DO
Manuel Parada", compositor de bandas sonoras como "Los últimos de Filipinas" o "El escándalo", además de la conocida sintonía del No-Do
La Música del NO-DO
Manuel Parada", compositor de bandas sonoras como "Los últimos de Filipinas" o "El escándalo", además de la conocida sintonía del No-Do
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