12 febrero 2008

¡Viejo barrio!


¡Viejo barrio!
El Barrio de Oñón se encuentra en la población de Mieres - que cuenta con 46.561 habitantes (según censo oficial de 2004) (50.578 en 1999) (51.423 en 1996) - formando parte de la parroquia de Mieres en el Concejo de Mieres del Camino del Principado de Asturias.
El barrio de Oñón, juntamente con el de la Villa, Requejo y Bazuelo,
formaron los grupos de viviendas, los núcleos que hicieron valer el censo de habitantes de tal forma, que partiendo del siglo IX cuando por primera vez sonó el nombre de Mieres sobre el papel escrito (año 857), digo que el barrio de Oñón, no hay forma humana de engancharle en los incunables que hablen, que digan, cuando se formó Oñón.
Pero, aproximadamente las referencias que de aquí, y de allá se sacan, no parece disparatado afirmar que Oñón se empezó a formar hace unos TRESCIENTOS SETENTA AÑOS. Eso por lo menos si tenemos en cuenta que el año 1345 ya se cita a Mieres, como villa. Después, en el año 1630, se decidió que la Iglesia Parroquial dedicada a San Juan y situada junto al río Grande, hoy río Caudal, se levantase donde estaba ubicada (donde hoy está el barrio Santa Marina), y se trasladase a un lugar mas seguro para evitar fuese inundada por las continuas crecidas que tenia el río.
El cambio, fue al lugar de la Pasera donde hoy tenemos nuestro principal templo católico de la población.
Por eso mismo, Oñón ya existía en esa fecha con pocas casas, cuyos habitantes vivían en torno a lo que producía la vega, la gran llosa que iba desde la falda del Monte La Rotella, hasta la misma ribera del río Grande. Y que era un barrio que sus habitantes vivían de sus cosechas, con tierras bien soleadas, lo prueba que en Oñón en aquellos tiempos había cuatro hórreos que recogían el grano.

6 comentarios:

Marinina dijo...

En esta iglesia parroquial de San Juan Bautista de Mieres fuí bauti-
zada un día,7 de Marzo de 1936.
En el libro de inscripciones de los
bautizados allí, también consta el
nombre, -más bien los nombres pues,
le pusieron unos cuantos, a uso de
las gentes de alta cuna que, en a-
quel entonces, parecía abundar en
nuestra clasista sociedad...-de uno
de los hermanos César y Nacho, per-
tenecientes a una familia relaciona
da con La Alcoholera de Mieres, que
vino al mundo el mismo día que yo,
él sobre las dos de la tarde y yo
sobre las siete...Con mis propios ojos lo ví yo inscrito cuando estu-
ve en la misma sacristía en busca de la documentación necesaria para
mi boda en el año 1959...y me llamó
la atención tanto nombre, especial-
mente porque llevaban el añadido de
la Santísima Trinidad, o el Espí-
ritu Santo, o algo así...y me hizo
cierta gracia porque yo había co-
nocido, un poco de pasada al crío
en cuestión pues, era primo, por
parte de su padre, de mi sobrino Antonio, hijo de mi hermana mayor.
Creo que era Ignacio,al que llama-
ban Nacho, el que está inscrito en
ese libro...
Y recordé lo que había oído contar
a mi madre, respecto del día aquel
de nuestro nacimiento.
Había sucedido que la comadrona ofi
cial de Mieres, a la que llamaban
Trina la partera, no quiso ir a a-
sistir a mi madre en el parto por-
que había llegado a casa muy cansa-
da de otro que había tenido ante-
riormente ese mismo día y mi padre,
trajo de Olloniego una mujer curio-
sa en esas lides que fue quien la
asistió...Lo que ocurrió después pa
sados unos días es que mi madre se
puso malísima, y estuvo al borde de
la muerte por una fiebre puerperal
que no acertaba a curar el médico
de Mieres, hasta que mi padre tra-
jo de Oviedo al mismísimo ginecó-
logo Dr. Morate; él fue el que diag
nosticó y acerto con la medicación
necesaria con la que mi madre,unido
a su fuerte naturaleza, logró salir
con vida de su crítica situación.
Este fue uno de los motivos por los
que mi bautizo se prolongó tanto,
pues, se acostumbraba bautizar a los niños a los ocho días de nacer.
Y yo había nacido el 2 de enero, y
fuí bautizada el 7 de marzo.
El otro motivo del retraso creo que
estuvo relacionado con el temor que
había con las revueltas y persecu-
ciones hacia cualquiera que estorba
ra para los fines revolucionarios
que por desgracia entonces impera-
ban...y, parece ser que, unos de
los que estorbaban especialmente,
eran los curas...y las personas creyentes que iban a la iglesia y,
que en muchos casos, eran sacados
de casa por las noches para lo que
se llamaba darles el paseo...deján-
dolos muertos en cualquier cuneta,
simplemente por creer en Dios...
Así estaban las cosas aquel año,
hasta que, en el mes de Julio, tras
el asesinato de Calvo Sotelo en Ma-
drid, estalló la guerra...la temi-
ble guerra que enfrentó a los espa-
ñoles unos contra otros en triste
guerra civil...
Pues bien, en ese templo principal
de Mieres fuí bautizada, y siete a-
ños más tarde, el día 3 de junio de
1943, hice mi primera comunión.
Un dato curioso es que, cuando en-
tré por primera vez en el colegio
de las HH. Dominicas, a los cinco
años, me encontré allí con una niña
rubia, de ojos azules, que se lla-
maba exactamente igual que yo, in-
cluso el primer apellido:García...
y era hija de Trina la Partera...
Era seria y distante...quizá hoy la
puedo recordar muy madura para su corta edad, pues, ya en párvulos,
quizá en el segundo año cuando ya
tuvimos clase de labor, ella tejió
unos patucos para un hermanito-así
lo quise entender yo- que iba a te-
ner...o quizá ya tenía...

Marinina dijo...

SIMPLES CAMINANTES

Pensé que ya nada me quedaba en Mieres,/al sentirme extraña en el paraíso/ de los que celebran cada año preciso/ recuerdos de allí...
Y en esta porfía, de pronto, miré,/ y ante mí, serena, estaba la iglesia,/ sus torres al cielo...trayendo el consuelo/ que nos da la fe.
Iglesia bendita de san Juan Bautista,/ donde un mes de marzo del pasado siglo,/ hace tantos años que me bauticé,/ aunque ya no quede piedra sobre piedra,/ de aquel viejo barrio que me vio nacer,/ para recordarme, que a otras dimensiones/ de eternas mansiones debo proyectarme,/ tú aun sigues en pie.

Mar...... dijo...


LA MISA DEL DOMINGO 1943 a...

A partir de mi primera comunión comencé a ir a la iglesia de san Juan los domingos y fiestas a misa de 11...por lo general la gente que iba a esa hora no participaba en la comunión pues, en aquel tiempo, había que guardar ayuno de comida y bebida desde las doce de la noche hasta después de comulgar y quien lo hacía, asistía a una misa más temprano...Eran los tiempos antes del Concilio Vaticano II, cuando el sacerdote celebraba de espaldas al pueblo y toda la misa se hacía en latín... y como no entendíamos nada había quien durante su transcurso se dedicaba a sus rezos particulares... en fin, que bendito Concilio que dio paso a los fieles a una bastante más enriquecedora participación...
De regreso a casa, al pasar por la farmacia que hacía esquina allí, en Requejo, con la calle que haciendo ángulo tiraba hacia el cementerio, cuando la encontraba abierta entraba yo muchas veces a comprobar el peso que iba ganando a medida que crecía...también creo recordar que el titular de aquella farmacia era Pello, apellido éste que no se nombra para nada en cuanto leí sobre Mieres antiguo... Otro Pello era el médico especialista de pulmón y corazón: Martín Pello; él fue quien me atendió cuando padecí aquella pleuresía por la cual hube de estar tres meses en reposo...A estos señores nadie los nombra para nada...parece que ya pertenecen para muchos a la noche de los tiempos...sin embargo, siguen en mi recuerdo como una parte importante que fueron de mi historia...
Regresaba yo hacia mi casa por toda la carretera general...cruzaba de acera y pasaba por delante del Garaje Cefero...después Lucinio, el zapatero que arreglaba nuestros zapatos, que a veces yo le dejaba al pasar, o recogía a la vuelta... (no alcanzo a saber cómo es que podía estar abierto los domingos...) y aquel olorcillo al pegamento especial que usaban los zapateros impregnando toda la acera por donde había yo de pasar me encantaba...Seguía mi ruta pasando por delante de la casa de don Obdulio, el conocidísimo médico del barrio, a continuación la caleya donde me trajeron al mundo, para seguir toda la acera por delante de la casona de Vital Aza, con su famoso escudo en la puerta...Poco más allá cruzaba la calle a la acera de la derecha donde me encontraba muchas veces asomada a una ventana a una señora llamada Cándida Sampil...Finita Noriega, aquella niña adolescente entonces, alta y delgada, también vivía por allí... luego ya el puestín de María, el estanco de Tita...para desembocar ya muy próximamente en la acera donde vivían una parte importante de mi familia...al llegar a la casa de mi tía Pacita, en todo su entorno olía fuertemente al barniz que despedían las madreñas que allí, al otro lado de la puerta- a la que siempre acostumbraba estar asomado su marido, Luis,- tenían almacenadas... aun cuando hoy lo recuerdo me viene aquel fuerte olor, como si lo respirara...Me detenía unos minutos a hablar con ellos y a continuación ya enfilaba hacia mi casa, pasando por delante de la biblioteca Vital Aza y por delante del jardín de Jamín Cutiellos...Y aquí daba fin mi acostumbrado recorrido en las mañanas del domingo, primero hacia la iglesia, y luego, de la iglesia a casa.

Mar..... dijo...

MERCADO DEL GANADO

Creo que ya recuerdo el porqué de que hubiera negocios abiertos en Mieres los domingos, cuando al ir a misa de 11 a la iglesia de san Juan entraba yo en la farmacia Pello, y luego pasaba por el local donde Lucinio arreglaba las mediasuelas y tacones de nuestros gastados zapatos...Que esto estuviera abierto, lo mismo que las tiendinas que había alrededor de la plaza de Requejo, creo que guardaba relación con el "mercao del ganao" que había todos los domingos en aquella plazoleta del barrio de Requejo, plagada de reses cuando yo pasaba por delante camino de la iglesia...
Al regreso a casa, una vez enfilada la acera donde solía encontrar muchas veces asomada a la ventana a Cándida Sampil, pasaba también por delante de la casa de Nieves, la peluquera , con quien toda su vida tuvimos muchísima amistad, pues, coincidimos con ella después en otros lugares donde vivimos, para terminar siendo vecinos aquí, en Gijón...(Ricardo Carro, su hijo, era en aquel tiempo amigo de mi hermano Manolito, junto con un grupo de chavales, más o menos de la misma edad, como eran Antonio el de Aurora, Tonín Cutiellos, nuestro primo Lito, el de La Caseta, hijo de mi tío Cesáreo y otros de los que no recuerdo sus nombres...Ricardo el de Nieves, fue con quien tuvimos mayor amistad y es padrino de uno de mis hijos...) Y en la misma acera, muy próxima, la carnicería de Glorina y Manolo, en cuyo sótano, donde tenían la maquinaria necesaria para preparar todo lo relacionado con los productos que allí se vendían, encontró la muerte Manolo, al electrocutarse con una de aquellas máquinas...cuando su pequeña hija, Nievines, tenía tan solo dos años...

Marinina dijo...

Repasando estos mis antiguos escritos, me encontré al final de estas curiosidades con la sorpresa de una foto que puso Ángel, hecha en color, con una gran galería que se parece muchísimo a la casa donde yo nací...aquella junto a la carpintería el Xarricu, que era propiedad de los Martinín y se la tenían alquilada a mi padre. A la izquierda de mi galería, a continuación de ésta,estaba el cuarto de baño;y al otro extremo de la derecha, el despacho de mi padre, separado de la galería por un biombo...Y, al otro lado de la galería, un larguísimo pasillo dando acceso a las habitaciones, la cocina y una gran sala que había a la entrada, a la que llamaban el medio-casa... Todo esto daba a la caleya que conducía al puente sobre el río san Juan... y, enfrente, el jardín con la casona de los Vital Aza...así como la galería, daba a la huerta a donde tantas veces bajaba con mi madre desde muy chiquita...recuerdo que la hierba se me antojaba muy alta de pequeñita que yo era...y también recuerdo al cerdo en su cubil, comiendo en una duerna la maloliente comida que le había puesto mi madre...y cuando ésta lo bañaba, echándole por encima calderos de agua para aclararle el jabón...
Y bajo la galería de aquella mi casa, el patio con un gran foso, el cual, durante un tiempo, estuvo lleno de troncos que debían utilizarse para cosas relacionadas con las minas...
Me gusta ver aquí esta antigua casa del barrio de Oñón...espero que no desaparezca al salir por allí mi escrito.

Anónimo dijo...

(Lo que había sobre la puerta, o posiblemente al lado de ésta, en la casona de Vital Aza, no debía ser un escudo, sino algún escrito sobre una especie de porcelana, relacionado con el propietario de la casa en cuestión.)